ESTADÍA EN VILLA BERNA Aprovechamos el fin de semana extralarge que tuvo junio con el feriado en reconocimiento a Martín Miguel de Guemes (17,18,19,y 20 de junio), y elegimos Villa Berna, ubicada en el camino que une Villa General Belgrano con La Cumbrecita. Se va desde Villa General Belgrano, por 2 caminos. Uno de ripio de 23 km, que pasa por Reartes, y el otro asfaltado hace poco de 30 km por Atos Pampa.
Esta a 1350 metros de altura y hay un cerro que se llama Champaquí (de 2990 metros), y es la zona que llaman Sierras Grandes. Nos quedamos en el complejo de cabañas Niderost, justo en medio del bosque, estaba la nuestra. Está repleto de árboles la zona(robles, abedules, liquidámbares, arbustos y zarzamoras). Es grande la cantidad de animales que se puede ver por el lugar. Una de la noches, apenas a metros de la cabaña vimos un zorro gris…Otra mañana nos despertamos con una vaca asomándose de nuestra ventana, justo al momento de desayunar…Probablemente haya sentido el aroma del café y las tostadas. También suelen verse iguanas y muchos pájaros.
Niderost tiene las cabañas de madera y piedra, bien separadas una de otras, y una zona de árboles y vista a las sierras todo alrededor. Para el verano, hay una lindisima pileta de forma zigzagueante y con el bosque de marco también. Las cabañas tienen ventanas en todos lados, lo que permite la compañía de los árboles y las vistas en todo momento.
RECORRIDA POR LA CUMBRECITA
Un clásico de Córdoba para no perderse,a sólo 3 km de Villa Berna, y una visita obligada para todos aquellos que viajan por esta zona. Ya en la entrada, por camino de ripio, se ve el buen ánimo de la gente al caminar, para meterse o salir de la única aldea peatonal del país. Los autos se dejan en un estacionamiento (cobran un ticket), y las personas tienen que desplazarse hasta allí a pie, para el cuidado del medio ambiente.
A 1450 metros a nivel del mar esta localidad tiene arroyos de aguas claras. Y para ubicarse en el tiempo, fue en 1935 cuando se construyó la primer casa. Es el alemán Helmut Cabjolsky, junto a sus cuñados, Federico y Enrique Behrend, quienes fundaron La Cumbrecita, y fueron los encargados de trazar el camino de acceso, y quienes forestaron el lugar. Con el tiempo, la villa se iría definiendo como un pueblo alpino al servicio del turismo, y hasta hoy conserva intacto el rosario de casas de estilo centroeuropeo a la vera de los senderos que atraviesan el bosque.
Como tuvimos poco tiempo, no pudimos recorrerla demasiado, pero el encanto está a penas caminas algunos metros, y te chocas con las construcciones que te llevan a tiempos y lugares lejanos.
Entre las cosas que se pueden ver, está la Capilla (abierta a todos los credos), rodeada de bosque y en una de las zonas más altas del pueblo. El bosque de Abedules, el Castillo, una genialidad de construcción con una linda historia de su dueño, el cerro Wank a 1715 metros de altura, la Cascada con 14 metros de altura, sobre el arroyo Almbach.
Y otro de los encantos que tiene La Cumbrecita, son los bares, restaurantes y lugarcitos donde venden productos artesanales, que alegran el recorrido o la estadía. Hubo uno que vimos que nos pareció que tenía mucha onda, y donde pudimos tomar una rica cerveza artesanal.
[pullquote]La casa bar Helmut, que funciona en una de las primeras construcciones del pueblo, el antiguo estudio de Helmut Cabjolsky.[/pullquote]
Helmut resto está a 200 metros de la entrada del pueblo, y a 30 metros de su calle principal. Tiene una terraza con mesas con vistas lindisimas del Río del Medio y alrededores. En esa casa, Helmut Cabjolsky diseñó los rincones de La Cumbrecita. Y dentro se pueden ver fotografías del , notas de diarios y documentos de la historia de La Cumbrecita.
Si tenes alguna recomendación más para hacer sobre La Cumbrecita, contala!
