Los caminos y las rutas argentinas llevan a la fascinación del que viaja por sus paisajes. Pero otra de las cuestiones llamativas es que la mayoría de las veces esos escenarios están despoblados. O apenas poblados, y en esos solitarios y remotos parajes quizás tengamos la suerte de cruzarnos con algún lugareño que revele verdades de un rincón del país a través de un gesto, un modo de decir, o un puesto de artesanías con productos regionales. Porque la geografía argentina ofrece lugares únicos, como los valles calchaquíes tucumanos que recorrí junto a un grupo de periodistas, pero el detalle humano es lo que los hace inigualables.
En este post, haré un punto con breves texto y fotos sobre algunas perlitas que presentó este viaje y su gente.
Conocí a Daniel Carrazano, un tucumano con toda la polenta que activó las actividades turísticas de la zona. Armó una agencia de excursiones, un hostal llamado La Cumbre y hasta organizó un proyecto de equinoterapia para locales y turistas.
Entre varias de las propuestas que tiene hay una que es divertidisima: la experiencia arriba de un Mercedes Benz Unimog. Un camión que se usó en la guerra, altísimo y de varias filas de asientos que nos batió de arriba abajo, y nos sacudió como en un Samba (las tienen algunos añitos se van a acordar de este clásico de los parques de diversiones). Los alrededores de nuestro saltado trayecto sin desperdicio: cerros verdes, cielo despejado, risas a carcajadas y algún grito de SOS!!! Vale la pena subirse y dejarse llevar por semejante sacudón.
Además Carrazano ofrece guíadas y excursiones por la zona y es uno de los que más saben de las costumbres de los pueblos originarios de la zona y mostró y explicó el significado de las apachetas (montículo de piedras que se colocan tipo cono que lo acostumbraban a hacer los primeros habitantes de la zona del altiplano para pedir que se alejen las desgracias y ofrendan para que haya felicidad en el resto del camino…
Cada uno de los que estabámos ahí tuvo un momento de reflexión en ese paisaje de verdes y cerros para meditar y dejo su piedra con su pedido u ofrenda.
Otra de los momentos de encuentro y descubrimiento por los caminos tucumanos fue la parada El Infiernillo, que es el área geográfica entre los valles de Tafí y los de Yokavil (Tucumán, Salta y Catamarca). Por aquí hay 3 puestos de artesanías, se venden vinos tucumanos, dulces, ponchos, y sweaters de lana de llama, entre otras cosa muy lindas.
Yo compré los típicos sweaters de llama a cada uno de mis hijos; uno marrón y blanco para Renata otro colorado para Lucio. Los compré a 380 pesos aprox, on abrigados y quedan súper lindos. Mis otras compras importantes fueron en un local de artesanías y productos locales en San Miguel de Tucumán, a un par de cuadras de la Casa de Tucumán. Allí compré un vino de la bodega tucumana Siete Vacas (mencionada en un post anterior del blog sobre la Estancia Las Carreras)…..
Aquí agregó el post anterior, en el que cuento mi experiencia en la Estancia Las Carreras en El Mollar, a pocos kilómetros de Tafí del Valle en Tucumán.
https://www.bolsodemano.net/2018/06/12/estancia-las-carreras-legado-jesuita-en-medio-de-los-valles-tucumanos/